Se sabe que en la Sociedad Teosófica, durante la época de H. P. Blavatsky, existieron teósofos dotados de notables capacidades sanadoras. Un ejemplo ampliamente citado es el del coronel Henry S. Olcott, de quien se afirma que logró curar a cientos de personas gracias a su potente magnetismo. El magnetismo o Fuerza Vital es una energía presente en todos los seres vivos; esta energía —conocida como chi en la tradición china— puede manifestarse con mayor o menor intensidad, y resultar beneficiosa o perjudicial según diversos factores. Habitualmente, el magnetismo de personas santas, grandes yoguis u ocultistas alcanza un nivel extraordinario, y es empleado con distintos fines, entre ellos el de sanar.

Si bien comprendemos que existen escépticos que cuestionan la capacidad sanadora de la energía, lo cierto es que se hallan numerosos testimonios fidedignos en diversas culturas, tradiciones y épocas. En la actualidad, son muchos los radiestesistas e investigadores que practican la sanación energética, y deseamos compartir una técnica sencilla, accesible incluso para quienes se inician en este campo.

Nos referimos al uso de la figura geométrica del decágono, un poderoso magnetizador natural. El modelo recomendado es un decágono de 13 cm o más, impreso en cartulina blanca y plastificado. Debe orientarse hacia el norte. En su centro puede colocarse un medicamento, un vaso de agua u otro producto que se desee magnetizar con fines terapéuticos. En uno de los lados orientados al norte se incorpora la palabra hebrea de curación (רְפוּאָה– “Refuá”), escrita en caracteres hebreos, considerados tradicionalmente como portadores de una vibración especialmente elevada. De este modo, por ejemplo, una crema para las articulaciones puede ser potenciada simultáneamente por la acción del decágono y por la influencia simbólica de la palabra רְפוּאָהRefuá. (Otros idiomas sagrados poderosos son el sánscrito y el latín, practique con ellos)

Este gráfico radiónico debe mantenerse en funcionamiento durante aproximadamente 20 minutos. Transcurrido ese tiempo, el producto puede utilizarse con normalidad, o bien puede beberse el agua magnetizada. Conviene recordar que los radiestesistas disponen de métodos específicos para testar con precisión objetos, lugares y personas. También es posible colocar en el decágono un frasco con aceite de almendras mezclado con un aceite esencial, para luego utilizarlo diariamente como apoyo terapéutico.

Asimismo, presentamos el neutralizador, un gráfico destinado a limpiar objetos de energías negativas. Puede emplearse para purificar regalos, gafas, relojes, cuarzos, libros, entre otros elementos. Sin embargo, no se recomienda su uso sobre las Flores de Bach, ya que, según algunos radiestesistas, podría neutralizar su delicada vibración sanadora.

Es importante señalar que, si un objeto fuese portador de una maldición o impregnación negativa de gran intensidad, el neutralizador podría resultar insuficiente. En tales casos, será necesario recurrir a un exorcista competente o conocer con exactitud el procedimiento adecuado para deshacerse del objeto de forma segura.

Por último, recordamos que los grandes milagros de sanación que han marcado la historia han sido obra de grandes Iniciados, como Moisés, Jesús o Buda. No obstante, cualquier persona puede comenzar, de manera gradual y práctica, a explorar los misterios de la sanación esotérica y a desarrollar una comprensión más profunda de estas fuerzas sutiles.

Anónimo.

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