En la tradición cabalística, especialmente en las enseñanzas del Arizal (Rav Isaac Luria), el concepto del Erev Rav representa una de las fuerzas más complejas y desafiantes en el camino espiritual del pueblo de Israel y de la humanidad. El término, que literalmente significa “gran mezcla”, se refiere a los grupos de egipcios y otros pueblos que se unieron a los israelitas durante el Éxodo. Sin embargo, en la Cábala, el Erev Rav no es simplemente un grupo étnico, sino una raíz espiritual impura que se infiltra en cada generación.
Los maestros cabalistas dicen que sacerdotes egipcios egoístas se infiltraron entre el pueblo judío en el exilio de Egipto, para obtener poderes mágicos de los Nombres de Dios (NDD), enseñanza de cabalá hebrea.
El Arizal enseña que estas almas provienen de las klipot, las cáscaras que quedaron tras la ruptura de las vasijas en el proceso de creación. Estas almas no fueron completamente rectificadas y tienden a causar confusión, división y sabotaje espiritual. En sus escritos, especialmente en Shaar HaGilgulim, el Arizal advierte que el Erev Rav será el mayor obstáculo para la llegada del Mashíaj, pueden representar influencias internas que se disfrazan de sabiduría, liderazgo o espiritualidad, pero que operan desde el ego y la desconexión.
Como teósofos nos preguntamos si los Erev Rav fueron los poderosos magos negros de la desaparecida Atlántida que provocaron su violenta destrucción final.
El Erev Rav se manifiesta en cinco categorías espirituales: los Nefilim (orgullo espiritual), los Anakim (deseo de poder), los Refaim (falta de fe), los Giborim (violencia) y los Amalekim (odio oculto). Estas fuerzas actúan en la sociedad moderna a través de líderes corruptos, ideologías divisivas, espiritualidad superficial y cultura centrada en el ego. Según el Arizal, su eliminación no será por medios físicos, sino por una disolución espiritual provocada por la luz del Mashíaj y el despertar de las almas verdaderas.
Para protegerse de estas influencias, el Arizal recomienda prácticas como el estudio profundo de la Torá con intención pura, la conexión con tzadikim verdaderos, la oración sincera y la meditación cabalística. Una práctica poderosa es la elevación de MAN —el deseo espiritual puro— mediante visualizaciones y frases como Ein Od Milvado (“No hay nada fuera de Él”), que disuelven la ilusión del ego.
La redención, según la Cábala, no es solo un evento futuro, sino un proceso interno. Cada alma que se purifica y se conecta con la verdad contribuye a la eliminación del Erev Rav. En este sentido, el trabajo espiritual individual tiene un impacto cósmico.
En tiempos de confusión, esta enseñanza nos recuerda que el verdadero enemigo no siempre está afuera, sino en las capas internas de falsedad que debemos discernir y transformar. La luz está disponible, pero requiere intención, humildad y compromiso.
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