
¿Qué sucede con el cuerpo astral en los casos de suicidio, pena de muerte o fallecimiento accidental?
En su artículo «Suicide is Not Death«, W.Q. Judge señala que un suicida se encuentra en una condición peor que aquélla de la que deseaba escapar; ha destruido el instrumento físico, pero no está realmente muerto, y tiene que permanecer en algún sitio donde la Ley lo obligue a esperar hasta que pueda morir adecuadamente. Debe vivir en el cuerpo astral y medio muerto durante meses o años hasta que se produzca su fallecimiento natural. En este mismo escrito, Judge describe una imagen vívida sobre la situación del suicida:
«Se vuelve una sombra; vive en el purgatorio, por así decirlo, llamado ‘lugar de deseo y pasión’ o ‘Kama Loka’ por los teósofos. El suicida existe por completo en el reino astral, devorado por sus propias cogitaciones. Repitiendo continuamente en vívidos pensamientos el acto por el cual trató de terminar la peregrinación de su vida, al mismo tiempo ve a las personas y el lugar que dejó, pero no puede comunicarse con nadie, excepto y de vez en cuando con algunos desprevenidos sensitivos que a menudo se asustan con la visita; y también muchas veces llena la mente de los vivos que pueden ser sensibles a sus pensamientos con la imagen de su propio suicidio, llevándolos en ocasiones a cometer el acto del que fue culpable (…) Ahora está compuesto de cuerpo astral (…) formado y enardecido por sus pasiones y deseos (…) Puede pensar y percibir, pero ignorante de cómo usar las fuerzas de ese reino, es arrastrado de un lado a otro e incapaz de guiarse a sí mismo».
No obstante, la enseñanza agrega que en el caso de alguien que sacrifica su vida por la protección de otro, o debido a alguna causa claramente humanitaria, tendría que esperar el tiempo señalado, pero en una condición similar a un «dormir sin sueños».
El caso de la pena capital es tan condenable y prohibitivo como el suicidio. Las víctimas no están muertas, y W.Q. Judge señala en «Kama-Loka – Suicides – Accidental Deaths«:
«Viven sobre su crimen y castigo en ese plano de la luz astral donde se encuentran, y desde allí afectan a todas las personas de cualquier manera sensible y a quienes puedan llegar. Especialmente rodean al médium en sesiones espiritistas, y cualquiera que naturalmente vislumbre sus planos de luz astral o tenga ese poder por entrenamiento, puede ver y escuchar una y otra vez las escenas de sangre y castigo que se repiten continuamente en las cercanías de estos desafortunados».
Se dice que estas entidades astrales han incentivado muchos crímenes cometidos en el plano físico por personas pasivas o sensibles, buscando una salida para sus sentimientos acumulados de ira y venganza; de esta forma, muchos delincuentes confiesan que «algo les obligó a hacerlo» (obsesión-posesión).
Los casos de muerte accidental son similares en algunos aspectos, pero ciertamente no tan repudiables. El cuerpo se ha ido y el ser todavía está vivo en el cuerpo astral, pero no en modo consciente. Se dice que el afectado pasa su tiempo en un sueño profundo hasta el momento de la muerte natural, y en algunos casos el «accidente» coincide con el momento natural del deceso, es decir, el Karma del individuo.
En todos los casos mencionados anteriormente, el factor decisivo es el motivo.
Diagrama de la Constitución Septenaria del Universo y del Ser Humano. Los seres humanos somos inmortales, nuestro ATMA es inmortal, lo que muere son los vehículos inferiores. De forma general, en cada encarnación tenemos nuevos vehículos inferiores.

(Preguntas y Respuestas. Tema 5B del Curso de Teosofía. L.U.T)
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